Hasta hace nada, hablar de saturación y fotografía significaba hablar de la intensidad de los colores en la imagen. Con el estallido de las redes sociales y la diseminación de teléfonos móviles, en cada nueva generación más orientados a la imagen que a la voz, la saturación fotográfica dejó de tener relación con el color y empezó a referirse al creciente número de imágenes que se producían y colgaban en un solo día.Cuando se disparaba con carretes, cada foto conllevaba un precio, lo que hacía que se fuese mesurado con el número de disparos; las cámaras digitales rompieron el coste unitario y la gente se puso a hacer fotos como churros: Una vez comprada la cámara, costaba lo mismo sacar una o mil fotos si se tenía la memoria pertinente.Con todo, las cámaras no eran baratas; pero con el móvil, asequible a la mayoría de los bolsillos, la fotografía explosionó: en Instagram se cuelgan unos 95 millones de imágenes al día. Facebook almacena más de un billón de fotos.Hay quien se queja de que esta “democratización” de la fotografía no ha conseguido mejorar su nivel técnico y artístico, sino que, dominados por lo que podríamos llamar “el síndrome de Instagram”, la mayoría de las personas repiten en un sin fin la misma imagen en ese postureo inagotable del “yo he estado ahí” y qué bonita es mi vida.El colmo de la estupidez humana ha llegado a tal nivel que ya en muchos lugares te miran mal si te cuelga del cuello una cámara.
Sin ir más lejos, a mí me han pedido varias veces que no haga fotos con la cámara, pero que podía usar móvil libremente si quería.
La última vez hace unos pocos días en Los Ángeles, cuando quise tomar unas imágenes del edificio Bradbury, famoso, entre otras cosas, por ser el escenario final de la gran película de ciencia ficción Blade Runner. Así como se cantaba aquello de que el vídeo había matado a la estrella de la radio, podría decirse hoy que Instagram ha matado a la fotografía con cámara.🔹Para mayor desesperación de muchos, llega otra vuelta de tuerca para quienes seguimos recurriendo a las cámaras de fotografía: la generación de imágenes por ordenador.🔹Se acaba de hacer público un informe sobre el volumen de imágenes generadas en los últimos meses, que pone los pelos de punta (el informe se puede consultar aquí ). Para ser simplemente brutales: el número de imágenes generadas gracias a la inteligencia artificial en los últimos 18 meses acaba de superar al total de fotos tomadas en los últimos 150 años, desde que se conoce el uso del daguerrotipo.Imagen creada por el usuario de Discord Sixu usando Midjourney | https://journal.everypixel.com/ai-image-statistics
Es verdad que, estrictamente hablando, estas imágenes generadas por IA no son fotografías: las fotos se crean por la incidencia de la luz sobre una película o un sensor mientras que la generación responde a un texto descriptivo, los famosos prompts, que hace “ver” a los algoritmos qué resultado esperamos obtener y ver.Imagen realizada con Inteligencia artificial 🔹Ai-generated, Android, Woman image🔹PIXABAY
La fotografía exige que la cámara -o móvil- esté en el lugar de los hechos, que esté delante de la acción que esté ocurriendo, sea cual sea; la generación de imágenes por #IA no tiene por localización más que el teclado desde el que se escriba el texto de partida. Por eso hay quien defiende que tiene que ver más con el diseño gráfico que con la foto.Imagen generada por Rafael Bardaji utilizando el programa LEONARDO
Y, con todo, el producto final, esa imagen generada gracias a una supercomputación, ridícula al principio, cada vez logra parecerse más al resultado fotográfico.De hecho, con las versiones más recientes de Midjourney, Adobe firefly,Dall-E, Leonardo o Stable Difussion, por citar las aplicaciones más conocidas, la imagen generada a través de ellas y las obtenidas con una cámara empiezan a ser indistinguibles. Puede que de ahí su popularidad.Fotografía de Rafael Bardaji realiada con cámara🔹Pelo de la modelo generado por Inteligencia Artificial utlizando Stable Diffusion.
Otra característica es su velocidad de propagación: A los tres meses de su lanzamiento en enero del 21, se generaban con Dall-E unos 34 millones de imágenes al día; desde el lanzamiento de Adobe Firefly el pasado mes de marzo y su posterior integración en Photoshop, se han creado mil millones de imágenes a través suyo. Más o menos igual que Midjourney, pero en sólo tres meses. Y esto no hace más que acelerarse.Mucho se ha escrito en estos meses sobre el peligro que encierra la IA aplicada a las imágenes y como un factor de riesgo y desestabilizador para los fotógrafos. Yo, la verdad, es que me interesado sobre cómo poder aprovecharme de todos estos cambios revolucionarios para poder integrarlos en mi flujo de trabajo.Y si la aplicación de la IA me permite realizar una tarea en 10 segundos en lugar de estar aburriéndome, editando una larga hora, ¿por qué no abrazarla?Sin embargo, poco se ha dicho sobre lo que me parece más peligroso: la hiperabundancia de imágenes. Haga el siguiente experimento: cuando pasee, saque su móvil y apunte hacia arriba, hacia algo absolutamente inverosímil, pero permanezca parado unos instantes. ¿Cuánto tiempo cree que pasará hasta que uno y luego otro y así hasta un grupito de personas se pongan a apuntar sus teléfonos hacia algo que no ven, que no saben qué es, pero que no quieren perderse? ¿70 segundos?
El número de fotografías que se sacan sólo porque se tiene una cámara en el móvil, sin saber por qué, es ya casi incontable.
Las imágenes generadas por IA casi infinitas. ¿Pero tiene nuestro cerebro la capacidad de asimilarlas?La fotografía es en gran parte paciencia, esperar al momento apropiado, pero paciencia es precisamente lo que nos falta cuando deslizamos con el dedito una imagen tras otra, más veloces que Rayo McQueen.Y aquí estriba la paradoja: en el momento en el que la humanidad produce el mayor número de imágenes imaginables, la cultura fotográfica anda camino de la extinción. Si por cultura fotográfica entendemos lo que se ha entendido en los últimos 150 años, esto es, poder leer e interpretar una foto.Si la Inteligencia Artificial acaba con la fotografía, como muchos profesionales temen y afirman, no será pues porque acabe con los fotógrafos, sino por saturación de imágenes. Mucho mirar, pero ver cada vez menos.